Para la gente que aún no conozca a
Iván Fandiño, ¿cómo definiría el propio torero, el toreo que llevas dentro y
llevas a la práctica cada tarde de toros?. Nunca
he sido de definir mi concepto del toreo, tampoco es que sea un concepto como
tal. Es decir, creo que soy yo, Iván Fandiño, no estoy basándome en algo en lo
que creo o en lo que quiero expresar, sino que expreso lo que siento, simple y
llanamente. Sí es cierto que como persona, sería como andar en ese término de
la pureza, la verdad y el clasicismo. Creo que así me considero.
¿Cómo es el día a día de Iván
Fandiño? Muy normal o eso creo. Se levanta a las seis
de la mañana, sale a correr y cuando vuelve si hay que hacer cosas en el campo
se hacen. Entrena luego, como muy temprano sobre la una de la tarde y a las
tres estoy nuevamente entrenando en la plaza de tientas. Y más tarde pues
básicamente montando a caballo, o seguir haciendo labores de campo. A las nueva
de la noche una cenita ligera y hora de descanso, para a las diez de la noche
estar ya en la cama. Así es la vida de Iván Fandiño.¡Vamos que no paras!
¿Con qué compañero o compañeros te
motiva torear más?. No, soy yo conmigo
mismo. Muchas de las veces creo y siempre he dicho que la autoexigencia es una
de las mayores virtudes para un torero o para cualquier persona que tenga
aspiraciones en la vida. En mi caso es así y el de no salir de una plaza
satisfecho consigo mismo y llegar a la casa pendiente de que tengo me mejorar
muchísimas cosas o hacer hincapiés en otras, es lo que me hace seguir
creciendo. Con lo cual, el mayor rival que tengo en la plaza soy yo
mismo.
¿Sueles leer lo que dicen de ti,
los rotativos locales, regionales o nacionales?. No,
la prensa nada. Sí que hubo un momento en el que me dejaba influenciar, pero
ahora ya nada, ni para bien, ni para mal.
¡Hombre Iván, Oretania y su sección
‘Albero’…! Jajaja, eso se da por hecho. Oretania está al margen, claro que la
sigo. Iván, sin pasarte, en sólo una palabra, dime todo lo que significa
para ti,
- Torero
de arte o valor: Ambiguo; aunque me pase en
la definición, te añado lo siguiente, para mandar de valor, para disfrutar de
arte. - Comprendido. Ahora
dime una plaza: Madrid. - Un
color: Morado. - Un
encaste: Veragua.
- Una
ciudad para vivir: El campo.
- En
tres palabras, claro, dime una terna histórica: Joselito
‘El Gallo’, Juan Belmonte y Manolete. - Una
comida: La pasta. - Una
bebida: El agua. - Una
tarde para el recuerdo: La de
Carriquiri del 2 de mayo. - La
familia de Javier Gallego: Mi
familia. - Y por último, Diego
Robles: Un fenómeno, no se como valorártelo, pues
seria imposible en una palabra, yo creo que es el concepto del entrenamiento
para disfrutar en la plaza. Además de la inminente proyección como torero,
en esta temporada te hemos visto que estás obsesionado por conseguir la pureza,
gusto y una mayor hondura en tu toreo.
¿Cuál es la meta que anhela conseguir
Fandiño? Ninguna, meta no tengo. El día que tenga una y sepa que la voy a
conseguir estaría perdido. Creo que siempre tendré el horizonte muy abierto
para seguir indagando en nuevos caminos, igual que me está pasando ahora mismo
recreando suertes nuevas o haciendo cosas diferentes a las que se han venido
haciendo hasta ahora. Creo que el valor de la espontaneidad jamás se debe
perder y el valor de poder seguir ahondando en cosas importantes y cosas nuevas
debe de seguir estando ahí. Ahora mismo tengo pequeños objetivos, próximas
paradas, pero una meta… El día que me tenga puesta una meta y sepa que está
cerca un fin, se terminaría la carrera de Iván Fandiño.
Hablemos de la temporada de 2011,
que sin duda está ha sido fructífera en lo que a triunfos se refiere. Si no te
importa vamos a recordar tú paso por Madrid: tres tardes, tres orejas.
Recordemos con los seguidores de Oretania lo que ha sido el balance de tu paso
por la catedral del toreo, Las Ventas. Se puede decir que hubo un poco de
todo. En la primera tarde, en la de la comunidad con la ganadería de Carriquiri
se pudo ver el torero de valor, el aguerrido, de poder sacar una faena lucida a
un toro, que probablemente o prácticamente nadie lo había visto, ni desde el
tendido ni desde el callejón. Porque así fue como se vivió; creo que ése fue el
primer paso importante y el primer aldabonazo importante. La gente ya empieza a
hablar de Iván Fandiño fuera de la plaza. Luego llegó la sustitución, que me
permite realizar mi concepto propio del toreo, una forma de entender el toreo
que hasta esa tarde no lo habían visto en Madrid ni en muchos sitios. Yo sabía
que lo llevaba dentro porque en el campo lo había estado haciendo y sabía que
tenía que salir algún día, pero para ellos las circunstancias y el toro me
tenían que ayudar. Y aquel día se dieron esas circunstancias y el toro propicio
para que aquello tomara aquel rumbo y que la gente viera que también podía ser
un torero con clase, con hondura y con unas formas que no tenían nada que ver
con lo otro; aunque sí es cierto que siempre he intentado practicar el mismo
tipo de toreo tanto a unas ganaderías como a otras. Sin duda, ésas fueron las
dos vertientes de mi toreo, de saber que soy capaz de cortar una oreja a un
toro de tantas dificultades y tan agresivo como fue aquel de Carriquiri. Y
también impartir o plasmar nobleza, suavidad y temple a un toro que lo requería
y, en especial, una estética y unas formas muy acordes con ese tipo de corridas
de toros. Por último, la más importante creo que fue la de Cuadri, pues esa
tarde fue un cúmulo de lo que fueron las otras dos. Recuerdo que el primer toro
fue muy exigente, un toro que me hizo de sacar mucho de mí, de dentro, porque a
la postre no era fácil estar delante de aquel toro. Y luego ese segundo toro,
que aun luciendo el toro para tanto el ganadero como para el público, yo sabía
que tenía ese fondo como para poder permitirme esas tres o cuatro
primeras tandas que me permitió por el lado derecho y que lo iba a
poder cuajar a gusto. Y así fue. Creo que en esa última tarde se dieron las
circunstancias de las otras dos. Pamplona fue otra de las tardes rotundas
de la temporada de 2011. Una oreja y una dimensión de figura del toreo en donde
incluso decidiste probar cosas nuevas, como es el caso de recibir a uno de tus
antagonistas en el mismo platillo de la plaza, con unas gaoneras de infarto.
Quizás como has dicho anteriormente el afán de superarte a ti mismo cada tarde
y probar cosas nuevas te pueda.
¿Fue esto lo que ocurrió en Pamplona? A Pamplona iba
con una pequeña espina del año pasado. Porque me anunciaron con la de Dolores
Aguirre y no tuve suerte en el sorteo y las cosas no rodaron todo lo bien que
hubiese querido. Y por circunstancias, este año iba con una corrida buena, de
Fuente Ymbro, en la denominada feria del toro. Iba con mucha ilusión de
ratificar o de poder quitar aquel mal sabor de boca que tenía del año anterior
y creo que se dio bastante bien. Sí que es cierto que lo de la porta gaonera,
como muchos medios lo han bautizado, pues es una cosa que tenía en mente y que
yo pensaba y creía que se podía hacer. Claro, también te voy a decir que iba
predispuesto aquel día, ningún otro día para hacerlo. Lo he entrenado en el
campo. En la soledad de la plaza de tientas me imagino muchas cosas, pero luego
nunca sabe lo que pueda llegar a pasar en la plaza con el toro. Pero aquel día,
no sé porqué, es cierto que estaban saliendo las cosas muy bien. Madrid estaba
muy reciente, la gente estaba pendiente de Iván Fandiño; se me estaba anunciando
en muchas ferias importantes y en ese momento sabía que mi ascensión la tenía
en las manos. Sé que en tardes tan importantes y transcendentales como puede
ser Pamplona hay que hacer un esfuerzo. Lo que me pasó, por ejemplo, en el
sexto toro, que fue blando, manso, que se te va a las tablas y no tienes
opciones de poderle hacer la faena que tu quieres hacer en una plaza como ésa y
te quedas un poco a medias tintas. No sé cómo fue, pero en esa tarde se me
iluminó lo que había estado entrenando y me dio por ahí. Como te puedo decir la
tarde de Bilbao, que me dio por tirarme a matar sin muleta. Pero no son
arrebatos, son cosas que las he hecho yo en la soledad del campo, que sé que se
pueden hacer. Ahora, llevarlas a la práctica es otro cantar, pero en este caso,
salió todo bien y el algo bonito. Son cosas diferentes que al aficionado
también le agrada ver. Esta temporada el nombre de Iván Fandiño está
presente en la mayoría de las ferias de toda España, en carteles de postín.
Miremos o recordemos tiempos pasados.